Columbia Cruce de los Andes (05-07/feb/10): masificación
Columbia Cruce de los Andes 2010: Las causas del fenómeno
"Durante todo el año los aventureros esperan esta carrera. Cada uno que participa de esta competencia queda marcado para siempre.
Paisajes indescriptibles, un campamento donde sobra la camaradería, 400 personas al servicio de los corredores son algunas de las claves para que la bola se agrande cada año. A todo esto se agrega un circuito que, por lo maravilloso, no deja de ser duro y exige al máximo a cada uno de los participantes. Un condimento necesario para construir el fenómeno.
Con estos argumentos se sustenta el famoso efecto boca en boca, que fue convirtiendo al Cruce en una prueba que tuvo su debut en plena crisis económica, a principios de 2002.
“Cuando comenzamos teníamos mucha fe en la carrera, pero la crisis fue un golpe fuerte. Había muchísimos gastos en dólares. Además los sponsors que teníamos nos dijeron que no podían estar. Creo que todos los problemas que nos surgieron nos hicieron más fuertes para afrontar esta carrera. Estábamos ilusionados en hacer una gran carrera. Algo muy diferente a lo que se había hecho en argentina y en el mundo”, recuerda el creador del la criatura, Sebastián Tagle.
Los vaivenes de nuestra economía y el crecimiento que ha tenido la prueba se reflejan claramente en números. La primera edición se largó desde Penitentes, Mendoza. El viernes 22 de febrero de 2002 largaron 100 equipos que vieron la meta el domingo 24 en Portillo, Los Andes, Chile. Para poder participar la inscripción tenía un valor de 100 pesos por atleta.
En la última edición, 500 equipos fueron de la partida desde San Martín de los Andes hasta el paso Tromen, en Chile y pagaron 600 dólares cada dupla. “La carrera tiene una gran difusión boca a boca y no es una carrera para anotarse y “ver que tal es”. La gente comenta lo que siente cuando corre el cruce y eso contagia a los demás corredores”, explica Tagle desde su bunker en la calle Monroe 915.
Sin duda que el mayor imán que tiene la carrera es la Cordillera de los Andes. En cada una de las ediciones se buscan distintos escenarios como punto de partida y de llegada. Y a través de esta competencia los participantes pueden acceder a lugares que solo lo pueden hacer siendo parte del evento.
Distintos objetivos
Otro de los condimentos que le da un toque especial a la prueba es el grado de dificultad. Si bien es una prueba exigente, organizadores y participantes aseguran que es Apta Todo Público, entrenando. Esto se ve reflejado con la poca cantidad de abandonos que se producen a lo largo del fin de semana. En la edición 2009, 31 equipos no completaron la totalidad del recorrido y solo 5 abandonaron. Si es llamativa la diferencia de tiempos entre los primeros y los últimos. La punta completó las tres jornadas en poco menos de 10 horas mientras que el último lo hizo en 30 horas 47 minutos. Son pocos los que se lo toman de manera competitiva, la mayoría completa el recorrido paseando y disfrutando del paisaje.
El ganador del año pasado, el español Aurelio Olivar ganador cuenta con una extensa trayectoria en este tipo de competencias. “El nivel de las pruebas es el que cada uno se quiere poner; siempre una carrera es exigente porque quieres ir a hacerlo lo mejor posible y el esfuerzo es grande. Pero tengo que decir que en lo que al terreno y recorrido se refiere, los circuitos del Cruce no tienen una excesiva dificultad, lo cual es una gran idea”
Expansión internacional
Cada año son más los atletas extranjeros que se suman a la competencia. Para 2010 el número será de 150 corredores, sobre un total de 1500 participantes. Esto no solo atrae la presencia de extranjeros, sino también de numerosos medios de prensa internacionales, que llegan con el fin de explicar este fenómeno que trasciende fronteras.
Pero sin duda para que la clave para que un evento de estas características haya prendido, estuvo en poner el foco para atraer al mayor grupo de corredores concentrado en Capital y Gran Buenos Aires. En los últimos años, las distintas publicidades en los medios masivos y en los medios específicos, sumado a un nutrido grupo de medios que viaja año a año a cubrir el evento, provocó el efecto boca en boca. La formula de cabecera del Club de Corredores y que tanto éxito le trajo en su extensa historia.
Los datos que dejaron la edición 2009 indican que participaron 1006 participantes, el 59,4% eran de Capital Federal y GBA. Tendencia que se viene manteniendo desde la segunda edición, donde el 66,6% tenían el mismo origen. “Hay mucho recambio de corredores, los clásicos de calle pasan a la aventura, los de aventura se pasan al ironman, o a carreras multidisciplinas. Quienes corren una fecha del Merrell, Nike o K42 ya después quieren probarse con algo más duro. Los grupos de entrenamiento han servido para catapultar este fenómeno. Todos embarcados en el mismo objetivo ayuda para planificar mejor el año. Si la inscripción no fuera tan cara, tendría muchos más participantes”, dice, convencido, Gustavo Reyes, que finalizó cuatro veces consecutiva segundo.
Llegar a la largada
La expansión de esta competencia ha llegado a tal punto que hace falta más que una buena planificación de entrenamiento para llegar a la línea de largada. Primero contar con 500 dólares por atleta para la inscripción.
En la primera edición poder ser parte del evento tenía un costo de 100 pesos. Los ajustes en el precio de la inscripción se fueron acomodando a lo largo de las ediciones, sin que la cantidad de participantes disminuyera. Todo lo contrario. “Me parece que la inscripción es cara. Pero por la cantidad de inscriptos que hay cada año, el precio debe ser correcto. Quizás quedan afuera muchos corredores buenos que no pueden solventar los costos”, comenta Pablo Ureta, vencedor en 2005 con el norteamericano Cameron Widoff.
“Comparado con carreras parecidas a nivel mundial el Cruce es muy barata. Este nivel de carreras se paga una inscripción de 3 mil dólares aproximadamente. Acá en la argentina un 10% de ese costo, con una organización que nada tiene que envidiarles a las europeas o americanas”, sostiene Tagle.
Para soportar este evento se realiza un gigantesco operativo que implica a unas 400 personas durante todo el fin de semana. El equipo de rescate cuenta con 40 personas que se mueven a caballo, lanchas, motos ambulancias, 4×4, Unimogs y hasta un helicóptero para evacuaciones urgentes. Cada integrante del equipo de rescate tiene radios que les permitía estar intercomunicados. Además hay ocho camiones transportando containers, carpas y los elementos de logística.
Lo que veremos a partir del viernes
La edición que comienza el viernes es el punto final de más de ocho meses de trabajo intenso. Tanto de la organización como de cada uno de los que va a ser de la partida. Quedaron atrás horas y horas de entrenamiento y duro trabajo para coronar con éxito el desafío.
A todo ese sacrificio se sumará lo que ya es un éxito: camaradería en los campamentos y conocer lugares únicos durante tres días. ¡Buena carrera para todos!"
fuente: Artículo de Marcelo La Gattina publicado en Triamax.com
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