Los primeros profesionales del atletismo
Tras la finalización de los Juegos Olímpicos de Pekín, algunos atletas revalorizarán su caché gracias a sus medallas. Pero, ¿sabías que ya existían atletas profesionales en el siglo XVIII?
Maratonianos como Samuel Wanjiru o Haile Gebreselassie pueden cobrar hasta medio millón de euros simplemente por tomar la salida en un maratón y, aunque no lo sabemos con exactitud, por menos de 50 ó 60.000 euros posiblemente no se calcen las zapatillas de competición. Hasta llegar a estos sueldos, han transcurrido, aproximadamente, 200 años. Pero ¿quienes fueron los primeros profesionales de las carreras a pie?
Los autores Nick Troop y Steven Seaton, en su libro "Manuel del Corredor" (Editorial Martínez Roca), dedican un capítulo a recorrer, a grandes trazos, la historia del atletismo profesional. Resumidamente les contamos tan interesante historia.
En Gran Bretaña se hallan las raíces del atletismo profesional, como se hallan las raíces de tantos otros deportes. Cuentan Troop y Seaton que entre un lacayo del Duque de Richmond y y un tejedor, corredor famoso, se formalizó un duelo con importantes apuestas por en medio, ya a mediados del siglo XVIII. Era normal que los lacayos corrieran, y que sus señores apostaran por ellos. Dichas pruebas solían correrse en el Artillery Ground de Londres.
Pero no sólo se apostaba sobre carreras de corta distancia: en 1773, Foster Powell corrió la distancia que se para Londres a York y regresó en 5 días y 18 horas. Recorrió en total 645 kilómetros. Por su parte, Robert Barclay Allardice (el capitán Barclay, para sus conocidos en aquella época), recorrió andando 1.000 millas (1.600 kilómetros), en 1.000 horas. 10.000 personas siguieron en un punto u otro su andadura. Eso sí, Barclay era especialista en distancias de 400 a 3.000 metros.
LOS PIONEROS
Durante la primera mitad del siglo XIX la industrailización consolidó las carreras a pie en Gran Bretaña, y también se afianzó en profesionalismo. Eso sí, como en cualquier campo en la que hay apuestas, las estafas y corrupciones estaban a la orden del día. En cualquier caso, lo mejor de aquela etapa es que nacieron los mitines de atletismo.
Hacia 1850 había en la Gran Bretaña sobre una docena de pistas de atletismo, la primera de las cuales se constuyó, con dos calles, alrededor del campo de críquet de Lord. A los ganadores se les otorgaba, como premio, copas y cinturones, a imagen y semejanza de los boxeadores tras ganar un combate de prestigio.
Las distancias a recorrer eran, fundamentalmente, éstas: 110 yardas (100 metros), 440 yardas (400 metros), 880 yardas (800 metros), 1 milla (1.609 metros), 2 millas (3.128 metros), 4 millas (6.436 metros), 6 millas (9.654 metros), 10 millas (16.090 metros), distancias muy similares a las que hoy en día existen en los mitines más prestigiosoos del planeta.
fuente: Runner World
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