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sábado, 26 de diciembre de 2009

48 horas de Buenos Aires (11-13/dic/09): crónica Yeritano


Transcribimos crónica de Hector Yeritano de su récord uruguayo de 48 horas (263,2 kilometros) al salir segundo en la ultramaratón realizada entre el 11 y 13 de diciembre en la pista del parque Sarmiento en Buenos Aires, Argentina que ganara el local Diego Manzur (que estableció el record argentino con 322 km).

La tortuga y la liebre...

Existen dos maneras de entreverarse en una carrera de estas características ,una ...la elegante ,la de los que entrenan ,la de los atletas ,la verdadera ,la otra ........la cruda ,la de los que no entrenan ,la de los anormales ,la cerebral.

Es claro que no estoy en la primera. Diego Manzur corrió con su baggaje deportivo y sus entrenamientos. Yo en cambio participé (corrí el 20 % ,caminé el 80 %) y con mi cuerpo como experimento.

Acá va la historia.

Deportivamente hablando tuve un año pésimo, con registros por encima de 40 minutos en los 10 k y con 4 maratones de las peores que tenga memoria. Me desgarré el gemelo izquierdo en Parque del Plata, me lastimé las costillas en una caída en una carrera de aventuras y me esguincé un tobillo en la ultima etapa del Salomón Race, lo cual me convertía más en candidato a un Spa termal en alguna isla paradisíaca que a un evento como las 48 horas.

Estas 48 horas se iban a desarrollar en una pista de atletismo de 400 mts, con piso de conchilla (algo como una mezcla de varias caparazones de moluscos triturados), sin sombra y sin más comodidades que la de una carpa.

La experiencia de una 24 horas anterior me daba la certeza de varias cosas: el tedio de dar vueltas en un circuito -en aquella oportunidad el circuito era de 952m en un parque similar al parque Rivera-, el tipo de alimentos que se consumen en estas carreras -abundantes, de todo tipo y color- y los muchachos que participarían (Richard Umanti 305 k en 48 horas, Dieguito, Dardo, Walter López y otros). Todos de temer si se trata de hacer kilómetros.

Estaba también el factor térmico de diciembre. Siempre te cocinás de día y te freezás de noche: factor 50 de día y ropa polar de noche.

También estaba la certeza que estas carreras se pueden dar cosas en las últimas dos o tres horas ............... pregúntenle sino a Dardo por esas 24 horas de 2007.

Con esto y con muchas ganas de recuperar mi “dignidad” me inscribí el 20 de noviembre y me puse en campaña para entrenar ............................

Es claro que no iba a salir a hacer fondos de 70 u 80 k pa ver que salía y con eso hacer un calculo de cuantos kilómetros podía hacer en 48 horas, para aquellos que les atraen los promedios o estadísticas estas carreras escapan a todo calculo extrapolable. Con suerte uno termina con ampollas sobre ampollas, quemaduras de sol, paspaduras en los lugares más íntimos y con el estomago revuelto en el mejor de los casos.

Muscular y aeróbicamente hablando no podía competir con Richard que había logrado unos 305 k este año en Republica Checa ni con Diego. Sobre todo con Diego que tuvo un año muy bueno. De todas maneras como dije anteriormente estas competencias son de características multifactoriales negativas. Te puede pasar de todo aún siendo Yiannis Kouros.

Entonces en lugar de pensar en cuantos kilómetros podía completar y presionarme por una meta tan lejana o excesivamente optimista opté por fijarme un primer objetivo: .........terminarla.

Segundo objetivo .....no correr contra el reloj, ”correría” contra el cansancio y el tedio de dar vueltas y del sueño de esas horas.


Con esas premisas una semana antes salí con Alejandro Rey a caminar hasta Piríapolis como meta. Salimos a las dos de la tarde y sobre las 8 estábamos sobre Atlántida, parada de aprovisionamiento frutas, pasas de uva y jugos.

Alrededor de las 12 estábamos por Santa lucia del este. El promedio del gps daba unos 10 minutos por kilómetro y el frío de la noche estaba haciendo mella (además de una incipiente ampolla en la planta del pie).

Tres horas más tarde dos kilómetros antes del peaje Solís sucumbimos al frío y nos tiramos al costado de la ruta sobre unos pinos tirados y aplastados que oficiaron de aislantes del frío de la arena.

Doce horas de caminata, ampollas en los pies y sin poder conciliar el sueño aguantamos hasta las 5 y 30 y un amigable Cot nos trajo de nuevo a Montevideo.

En lugar de acostarme, seguí de largo a ver como me resultaba estar sin dormir por lo menos 36 horas.

Me frustró un poco la poca distancia que cubrimos, apenas unos 70 k en 13horas. Si bien era más una caminata rápida, la distancia no parecía demasiado.

El lunes previo arranqué con una dieta bajísima en calorías y azúcar, además de porciones muy pequeñas para acostumbrar al cuerpo a lo que se venía. Sé que suena raro lo de bajar la ingesta de carbohidratos y otros alimentos previos a una carrera pero esto tenía como razón la de bajar en lo posible el metabolismo (comer en abundancia consume más energía), con esa dieta espartana me preparé para el viaje.

La carrera empezaba a las 3 de la tarde del viernes. Me acosté el jueves a las 12 y como pude me levanté a las 6 de la mañana del viernes para ir a tres cruces, encontrarme con Washington Sauda, Dardo y Analhia sobre las 7.

Salimos a las 8 de la mañana del mismo viernes y llegamos tres horas antes de la largada (ya estabamos con 9 horas encima despiertos previos a la largada).
Estaban todos los ultras referentes argentinos. Nos saludamos, armamos lo que sería nuestro confort por dos días y arrancamos.

Veintiséis historias se disponían a llenar una hoja más de sus propios libros, todos con sus propias teorías de cómo finalizar (creo que era lo más importante), con asistentes y con familiares los Lobos Esteparios, Napoleones, Quijotes y Faustos emprendimos la marcha.

En el inicio se dan situaciones que a mi me cuesta creer. Algunos arrancan como si fuera un maratón de tres horas, le gritan a los asistentes cómo vienen, le piden promedios como si la carrera finalizara en un rato..........en fin


Las primeras horas hasta las 9 de la noche fueron de una humedad y calor tolerables, viento de frente fuerte y cálido pasaron como si nada y en bastante silencio.

Primera comida a las 9 de la noche. En realidad comida hay todo el tiempo, snacks, refrescos, gatorade, sopas, café, pasas de uva, maníes, frutas .......es como ir al super y picotear todo lo que este a tu alcance, pero lo de las 9 era una porción de pasta con queso que devoré en dos vueltas.

A la una la brisa fuerte y cálida se transformó en una fuerte y muy fría ,lo que llevó a que muchos se fueran a dormir a sus respectivas carpas para recuperar. Mala idea para varios ya que cuando intentaron salir a seguir rodando estaban entumecidos y el frío invitaba a seguir durmiendo.

Casi solo seguí rodando toda la noche sin parar salvo para cambiarme las medias o ir al baño.

A las 5 y 30 sale el sol con el consecuente cambio de temperatura que ayuda a espabilar un poco la modorra de la noche.

Algunos dormilones se levantan y vuelven a rodar y descontar vueltas.

Después del primer desayuno con medialunas y café vuelve el buen humor, seguimos con varios charlando sobre la vida (algunos prometimos no volver ) en un intento de no pensar que todavía no se habían cumplido las primeras 24 horas.

Alrededor de la 1 de la tarde ingreso por primera vez a boxes para un recauchutaje de cubiertas. Diagnostico: ampollas en talones y plantas de ambos pies. El izquierdo peor que el otro.

Daniel López era el encargado de boxes. El flaco, con una paciencia de madre teresa, limpió y desinfectó las ampollas. Me puso un apósito y me dejó seguir........jamás expresó que parara o que me cuidara. Ni una palabra sobre parar, ni una palabra de lástima. Sólo una sonrisa cómplice y silenciosa.


Pasadas las primeras 24 horas sobre las 5 de la tarde el sol apretaba bastante y decidí ponerme manga larga ya que el factor 50 se pegoteaba con la mugre del circuito y resultaba incómodo.

Esperé con ansiedad la comida de la noche que se sirvió sobre las nueve. La ansiedad venía dada por probar algo distinto. Se vuelve asqueante comer snacks y pasas de uva, por lo que cualquier cosa distinta parece un manjar.

De todas maneras y aunque la abundancia de comida era notoria yo seguía con mi dieta de frutas, alguna barrita de cereal, agua, muy poco gatorade y siempre pequeñas porciones de pan o de carbohidratos.

Comido y cambiado, rodé un rato y decidí ir a la carpa a chequear la ampollas y estar un rato horizontal ,estuve algo así como 40 minutos tirado y pensando en los que me pisaban los talones.

Creo que la carrera en sí comenzó en la madrugada del domingo. Ahí irse a dormir no era una opción. Empezó el juego del cazador cazado. Si te ibas a la carpa los demás salían a buscar descontar vueltas.

Exprimí cada minuto de carrera de la manera más gasolera que podía. Si ellos paraban para comer, yo seguía (sobre todo después de las comidas grandes se ponían más lentos), las paradas para ir al baño (no más de cinco veces) no me quitaron más de 10 minutos en el total de horas. Si comes poco, excretas poco -pensaba.

La madrugada del segundo día estuvo fría también. Me puse un pantalón deportivo y campera cortaviento, rodé un rato más hasta que no aguanté el cansancio. Me sentía mal pero no quería ceder.

Le dijo a Washington “me voy un rato a la carpa” “pase lo que pase no me llamés”. Con Dardo y Washington nos turnábamos para usar la carpa. Washington y Dardo podían desconectarse y dormir. Sobre todo, Washington tocaba el sobre y Morfeo le cantaba el arrorró.

Llego a la carpa dónde Dardo ya dormía. Primero chequeo las ampollas y con indiferencia veo que ya están negras por la sangre. Me tiro al sobre para aprovechar el tiempo y en posición fetal paso 45 minutos con la cabeza en la carrera. Me levanto con mucha impaciencia por ver cuanto habían avanzado los demás y ahí me entero que Richard se había ido a acostar, tenía ampollas en los pies y quemaduras del sol en las piernas.

La soledad de la segunda noche fue terrible. Pasas de la euforia a la apatía en minutos. Te crees inmortal y tres minutos después llorás como adolescente enamorada (prejuzgo que las adolescentes lloran más y sin motivo que los adolescentes). Estos cambios de humor te confunden y te juegan a veces en contra. Constantemente tenía que recordar otras experiencias similares para darme apoyo y autosugestionarme para seguir.

Es vital llevar historias personales. Te sustentás en lo que ya hiciste.

En esas 8 horas que Richard estuvo acostado pude llegar al segundo puesto, situación que me puso en la mira de otros que anhelaban pasar a Richard y seguir hacía arriba.
Cuando vi por segunda vez el amanecer y con la adrenalina del segundo puesto me concentré en exprimir las horas como me permitían mis pies. Entré de nuevo a boxes sobre las 10 de la mañana, creo. Estaba el flaco Daniel. Me drenó la sangre de las ampollas y con la misma sonrisa cómplice y silenciosa nos despedimos.


Ese domingo estaba insoportable de calor y humedad. Así y todo los que durmieron se sentían con fuerza y alternaban carrera con caminata. Si bien el segundo lugar me daba cierta tranquilidad, quedaban corredores muy fuertes que podían cambiar el resultado.

Diego seguía implacable devorando kilómetros. Su objetivo era uno y el mío otro. A veces parecía que se iba a quedar ahí mismo de tan lento que caminaba; pero no, tenía un gran apoyo sicológico de su familia y de los demás corredores que lo alentaban a seguir.

Las ultimas horas fueron de vértigo: Washington daba vueltas sin parar y logró subir dos o tres posiciones en poco rato. Los que tenían fuerzas todavía armaron un tandem y también daban vueltas como dementes.

Yo los miraba alelado ,¿cómo pueden correr con estas temperturas? ¿De dónde carajos sacaban ganas para correr? Solo la tranquilidad de tortuga me daba paz. Mi carrera había terminado dos horas antes del plazo y me limité a esperar que se cumplieran las 48.

El domingo llego a casa después de estar despierto 65 horas.

Conclusiones.

- A ese ritmo no hubiera finalizado el Spartathlon en 36 horas.
- Si la carrera hubiese tenido más horas el resultado habría sido otro.
- La dieta espartana funciona para niveles aeróbicos bajos y no tiene efectos secundarios.
- Solo tuve ampollas en los pies pero ni una sola molestia muscular, incluso en carreras de 10 k he terminado con dolor de gemelos, acá nada

Gracias Rosa
Gracias Mercedes
Gracias Daniel
Gracias Diana
Gracias Analhia"

"Hay que saber utilizar lo que se tiene ,no basta con ser lo que se aparenta" (Maurice Herzog)


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