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jueves, 21 de enero de 2010

Tramposos en la historia del maratón (1)

Transcribimos muy buena crónica denominada "Tramposos de largo aliento: ganadores del maratón que no lo fueron (1)" realizada por el blog español "Atletismo e historia":

"St.Louis 1904: el tramposo y el payaso.

Correr un maratón es, desde hace unas décadas, una prueba que ha dejado de ser territorio de superhombres para convertirse en una pasión de millones de personas de muchos países. Han pasado más de cien años desde que Spiridon Louis entraba en la leyenda al cruzar la meta del estadio panatenáico para ganar el primer maratón olímpico. Su gloria fue eterna (y muy lucrativa para él en su país) pero el maratón olímpico vivió en los años posteriores episodios menos heróicos.

Confusión en los bulevares de París.
El segundo maratón olímpico se desarrolló de un modo mucho menos ordenado y sólo 7 de los 16 participantes lo acabaron. El estadounidense Arthur Newton (5º a una hora de los primeros) acusó a los cuatro que le precedieron de haber atajado y reclamó en varias ocasiones la medalla al COI, petición que fue rechazada. El ganador fue Michel Théato, jardinero en el Racing Club (sede de las pruebas atléticas), un atleta local... o eso se creía. En 1990 el historiador Alain Bouillé demostró que conservaba su nacionalidad luxemburguesa y Francia perdió esta medalla en los palmarés (ganaría otras dos con dos atletas nacidos también fuera de la metrópoli, en Argelia, Bourghera El Ouafi y Alain Mimoun O´Kacha).

"Meet me in St.Louis".
Como el incidente de esta olimpiada es bien conocido, reproduciré aquí parcialmente como la narra Juan-Gabriel Tharrats en su obra "Los Juegos Olímpicos" (1972):
"... el calor sofocante, unido al polvo que levantan los admirados automoviles de los oficiales y acompañantes de la carrera, dan como resultado unas condiciones infernales que hacen comenzar los abandonos (...). A los 15 km uno de esos abandonos es el del apuesto Fred Lorz que, sufriendo calambres, se retira subiéndose a uno de los automóviles (...).
Thomas Hicks
de 28 años, de origen inglés, payaso de profesión perteneciente a la Asociación de Jóvenes Cristianos de Cambridge (Massachussets) se siente cansado y quiere abandonar pero su entrenador, masajista y compañeros que siguen tras él en un vehículo se lo impiden. Primero le dan clara de huevo y, al no reaccionar, le suministran una inyección de estricnina. Hicks se reanima y puede seguir.
El vehículo que devolvía a Fred Lorz al estadio, faltando unos 8km para llegar a
éste, empieza a sacar humo por todas partes, sufriendo una avería que le impide continuar, quedando en la cuneta (...).
A los 28km comienza el verdadero calvario para Hicks pues otra vez se siente sin fuerzas. Sus compañeros le dan dos claras de huevo más y le mojan con agua caliente del radiador del automóvil. Sigue en estado medio inconsciente unos kilómetros pero, en una cuesta, se para una vez más, dispuesto a abandonar. Sus compañeros no lo consienten y después de mojarlo de nuevo y darle coñac, lo toman por los brazos ayudándole a subir la cuesta. En la pendiente siguiente vuelve a correr solo. Viendo que su automóvil sigue echando humo y no se pone en marcha, y temiendo enfriarse, el apuesto Fred Lorz, que ahora se siente totalmente recuperado, piensa en sus ropas en el estadio y reanudando a buen ritmo la carrera, allí se dirige. Completamente fresco llega a la altura de Hicks pasándole. Los jueces le obligan a dejar la ruta, pues saben bien que éste abandonó. Mas él les explica que sólo va al estadio a recoger su ropa. Esta explicación, unida a la falta de sitio para él en los automóviles, les convence y lo dejan seguir.
A menos de 6km de la ll
egada Hicks una vez más se para (...). Más, como su cuerpo no responde, le ponen otra inyección de estricnina (...).
Fred Lorz, abuen ritmo, llega al estadio y es recibido con delirio por los espectadores que le dan por vencedor. Aquello le halaga y, aún sabiendo que los jueces le han visto, se apresta a seguir la farsa creyéndola sólo una inocente broma. Corre fuerte la última vuelta entre aplausos y al transpasar la meta la gente le rodea felicitándole. Alice Roosevelt, la hija del presidente, también se le acerca (...). Fred y Alice se miran como dos enamorados de postal: los fotógrafos piden más pero el médico interviene: -un hombre que ha corrido 40km está al borde del agotamiento, dejénlo descansar (...). Un cuarto de hora después , aparece la fantasmagórica figura de hicks balanceándose y terminando la última vuelta en estado lastimoso. La gente comenta el contraste entre la gallarda y juvenil figura de Lorz con la del hombre acabado que es Hicks. Pero, mientras éste después de pasar la meta cae desplomado y es llevado al vestuario, los árbitros aclaran que es el vencedor. El rumor corre por el estadio y se pasa al enfado en los graderíos. La burla de Lorz ha indignado al público hasta tal punto que le quiere dar un escarmiento. Más aquel ya no está en el estadio..."

Epílogo.
Fred Lorz fue sancionado por la AAU a perpetuidad pero fue perdonado y ganó en 1905 el maratón de Boston con 2: 38:25. Su palmarés demuestra que era -más allá de su mala jugada de St.Louis- un buen corredor (en Boston había sido 4º en 1903 y 5º en 1904 y aún fue 7º en 1908).
Thomas Hicks fue declarado vencedor pero no pudo ni recoger el trofeo debido a su estado tras haber corrido completamente dopado. El payaso, que había sido 2º en Boston en abril con 2:39:34, marcó el peor tiempo de un vencedor olímpico: 3: 28: 53. Como Théato no había nacido en el país al que representó, como tampoco el segundo, Albert Corey que había emigrado desde Francia y no tenía aún la ciudadanía americana."


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