Correr: del gustito al vicio
Transcribimos un artículo completo publicado en el mes de marzo de 2008 en la sección "Tendencias" del diario argentino La Nación. Más allá de las proporciones distintas de la realidad porteña, recomendamos el artículo porque aborda distintas aristas con una visión diacrónica muy interesante para evidenciar la masificación del atletismo.
Buenos Aires corre
Desde 2003 el running crece sin parar en las calles porteñas. Hombres y mujeres, jóvenes y adultos, se suman al desafío. Radiografía de un fenómeno que, según los especialistas, poco tiene de moda y mucho de cambio de hábitos
42, 58, 5000, 2.181.268. No es la progresión del PBI ni la fórmula que detendrá el conteo nefasto para que los perdidos de la serie televisiva Lost reviertan su suerte. Pero sí son números significativos si de tendencias hablamos. Y a diferencia de otras, ésta es mensurable. Y palpable: 42 son los fines de semana que este fenómeno tiene de vida al año, 58 las citas, 5000 los que participan cada vez y 2.181.268 la población total en condiciones de anotarse –hombres y mujeres de entre 20 y 65 años, según el último censo de la Dirección General de Estadística y Censos del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires–. El resultado de tanta ecuación es contundente: cada sábado y domingo, el 10% de los porteños compite en carreras de calle.
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Hoy, con la Carrera de la Mujer –en la que se esperan 5000 corredoras–, los muslos y la psiquis de cerca de 200 mil personas se ponen en marcha porque empiezan a correr las hojas del calendario runner de Buenos Aires. De marzo a diciembre, la ciudad altera su fisonomía en Puerto Madero, Palermo y la Costanera Sur, principalmente. Allí, casi todos los fines de semana hay carreras con fines benéficos, con costo de inscripción de 0 a 50 pesos, organizadas por marcas deportivas, por amantes del running, por empresas que conmemoran equis años de su nacimiento… Pasen y vean, hay para elegir. Atletas superpreparados, como Sergio Palma, ganador de la última Nike 10K; Mariano y Cristian Dorado, dos hermanos con entrenamiento dispar; Pablo y María Marta Guatelli, un matrimonio que corre llevando a sus hijas en los cochecitos de bebé, y Brenda Distasi, que lo hace por primera vez y ¡con su perro! Agregue al folklore argentino un ítem: las carreras.
Año tras año, las principales carreras, como la Adidas, la Reebok, la Media Maratón de la Ciudad, la de las Fiestas Mayas, la Accenture y la 10K de Nike, aumentan su cupo de inscripción porque siempre queda gente afuera. Y aquí nos topamos con el monstruo de la convocatoria. La 10K de Nike se lleva a cabo desde 2003 y en su primera edición reunió 3500 corredores; en la última, en noviembre de 2007, participaron 25.000: un 700% más. A esto hay que sumarle que se corre en simultáneo con Santiago de Chile, Montevideo, San Pablo, México DF, Caracas, Bogotá, Lima y Guayaquil. El crecimiento es, también, en las grandes capitales de América.
La ciclópea acción de marketing es una de la grandes razones del éxito de la carrera que más gente atrae. “Sin duda, el atletismo está creciendo muchísimo por la publicidad que se le está dando”, asegura el último ganador, Palma, militar de profesión y que desde hace 11 años se entrena para competencias de calle y de aventura, y corre junto a millares de improvisados.
Claro que si no hubiese público dispuesto, o si Nike no hubiese capitalizado el fenómeno del running seduciendo hasta a los que no caminan ni una cuadra como posibles corredores... sería otro cantar. El último noviembre, los 25.000 participantes que invadieron Buenos Aires con sus remeras celestes y largaron como una marea humana desde la Avenida del Libertador estaban separados en tres categorías (foto de apertura). Cartel endorfina –aquellos que viven para correr–, Aves de fuego para los que corren la 10K y en el verano se echan panza arriba y No corredor que corre: se anotan, pero no se sabe si durarán 5 minutos, si buscan sacarle el teléfono a alguna deportista o si les gustó la idea de sentirse atleta por un día. Y hay mucho de esto, “como también es real que ya no puede hablarse de una moda del running, sino de una cultura. Hay moda en el show, en el domingo de carrera, pero no en la práctica del deporte”, reflexiona Nelly Giscafré, psicóloga del Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard).
Porque el crecimiento de las citas deportivas no es obra de la casualidad: encuentra respaldo en el auge de la disciplina. Ese anónimo ejército de hiperventilados y otros tantos con trancada profesional (muchos más) que se ve todos los días por la mañana y al caer la tarde en los bosques de Palermo y en cuanto espacio verde tiene la ciudad es el grueso que alimenta los domingos. Prueba de ello son los running teams –grupos de corredores ideados por marcas deportivas y empresas que, comandados por profesionales, se reúnen todas las semanas y realizan su rutina aeróbica–. Según los números de Nike sus grupos crecieron un 500% y se extendieron al Gran Buenos Aires, a Córdoba capital, Rosario, Mar del Plata y Bariloche.
Bueno, bonito y barato
Para Tamara García Selvood, de marketing de Adidas, desde la crisis económica de 2002 la cantidad de aficionados creció un 300%. Sebastián Tagle y Domingo Amaison son los creadores de las dos empresas más importantes del país dedicadas a la organización de carreras: Club de Corredores y Amaison Producciones. “Una de las grandes características del running es la variedad de la gente con respecto a lo social, económico y deportivo. Es una disciplina ideal porque no se necesita un lugar específico, y no hay una hora determinada para practicarlo”, comenta Tagle. Amaison resume: “Sólo hace falta un calzado, una camiseta y un pantalón corto”.
Diana Schenone, gerenta de relaciones públicas de Nike, dice que “la gente está muy exigida en el trabajo y para correr no necesita saber. Si bien puede perfeccionarse, sólo se necesita a sí misma, lo hace cuando quiere y donde quiere. En cambio, para jugar al tenis o al fútbol necesita compañeros y coordinar”.
¿Competir?
Lo peculiar es que no se lo publicita como una competencia deportiva, y tampoco lo ven así los corredores. Tanto es así que no hay grandes recompensas en premios; en algunos casos, ninguna. Entonces, ¿por qué corren? Al menos llegar, no parar, mejorar el tiempo, disfrutar un domingo en compañía... éstas son algunas de las razones.
Enrique Valije es empleado, tiene 55 años y se entrena junto a su mujer, Alejandra Ferrari (45), y dos amigas hermanas, Ana y Gabriela Sáez (37 y 45). “El grupo tiene metas distintas de acuerdo con el estado y la evolución. El objetivo es divertirse; luego hacemos una profundísima evaluación de los tiempos con un riquísimo desayuno”, bromea, y agrega: “Corrés contra un tiempo, no contra otros. La carrera te brinda la ventaja de que está todo preparado para medirte: no hay semáforos, hay hidratación, etcétera”.
Tagle resalta que los argentinos de más de 40 años están descubriendo qué importante es estar bien físicamente. La psicóloga Nelly Giscafré, que ha puesto su atento oído a las Leonas –más de una vez hizo participar a las magas del hockey en maratones de calle–, agrega que hay un nuevo concepto de salud, “la expectativa de vida se extendió un montón y la gente quiere vivirla mejor. Correr, caminar (liberar endorfinas), ayuda a salir de patologías como las del nido vacío, que sufren las mujeres a cierta edad. El deporte y las maratones se presentan como una actividad propia donde socializan”.
Bajar de peso y dejar el cigarrillo están en el top ten de las causas por las que cada vez son más los Forrest Gump de las pampas.
Juan Carlos Barceló (45) es un caso ex fumador now runner. “Hace tres años dejé el cigarrillo y me dediqué más al aire libre. Voy sólo a las carreras, reconozco que no entrenarme es un error”, dice entre risas y bajo la mirada atenta de Enrique Piccirilli, un comerciante de 60 años junto al que corrió más de 10 maratones y que se toma el tema más en serio. Enrique empezó a correr por recomendación de su médico, luego de sufrir un problema vascular. “Me entreno dos horas tres veces por semana con un profesor. El hecho es llegar; eso es lo importante”.
Javier Maquirriain, médico traumatólogo del Cenard, explica que ser un deporte no tan reglado lo hace interesante desde el punto de vista social. “Lo solitario que era correr se ha transformado en una actividad con amigos. Es más sencillo desde la técnica y como es una actividad aeróbica, de fácil realización. Una persona sedentaria puede correr, con poco entrenamiento, media hora, luego una hora, y así... En poco tiempo podrá participar de una prueba de 10 km, pero no soportaría un partido entero de squash. Eso hace que la gente se enganche y empiece a correr mucho, y ojo, porque ahí aparecen las lesiones por sobreuso.” (Ver recuadro.)
Un diván diferente
Es más barato que ir a un gimnasio, pueden hacerlo a cualquier hora, se ven mejor, ¿pero qué pasa en la cabeza de los nuevos corredores? ¿Por qué muchos dicen que correr es el único momento en el que no piensan? ¿Qué los eyecta del sillón para ponerse los soquetes, ropa liviana y salir a dar vueltas resoplando por la boca? “Es una actividad ideal para sociabilizar, un desafío personal (el corredor cada vez puede más y se satisface al alcanzar nuevas metas paulatinamente), hace bien al cuerpo y para el estado de ánimo es buenísimo, porque libera endorfinas, genera sensación de bienestar y ayuda a sacarse de la cabeza ideas negativas”, responde Giscafré.
Ernesto Margni coincide. Atleta paralímpico, participó de los juegos de Sydney 2000 y Atenas 2004, y es medallista de plata y oro en los Juegos Panamericanos del ’95 y del ’99 en diversas pruebas de atletismo. “Correr es ponerme en constante desafío, y lo traslado a mi vida cotidiana. Cuando no me sale algo, rebobino y veo que si logré correr 21 kilómetros no puede ser que no me anime a terminar mi carrera universitaria, por ejemplo. Y desde el punto de vista de la discapacidad, el maratón es la síntesis del esfuerzo que cada uno hace para llegar al éxito que se fija como meta.”
Atleta por un día
Pero hay otra razón de ser de la “fauna corredora”. Sentirse protagonista y atleta, al menos por un día. El helicóptero que sobrevuela la largada, la pechera con el número, la adrenalina... Todo conspira para sentirse Carl Lewis, y sólo por 50 pesos, cuando mucho. “El deportista y el empleado de una empresa que se entrena una vez por semana largan del mismo lugar, hacen el mismo recorrido, son aplaudidos por igual por el público, tienen la misma satisfacción de haber completado la carrera. Otros deportes no pueden ofrecer eso”, explica Tagle.
Y el chip en la zapatilla, la cereza del postre para los corredores de domingo y una herramienta para simplificar los tiempos para los organizadores. “Toma el tiro de salida y el real de la distancia recorrida. Los resultados están listos en 47 milésimas de segundo, y a medida que los participantes cruzan la llegada los números suben directo a Internet y se les envían a los celulares mensajes de texto con sus tiempos”, explica Amaison.
Si los hermanos Mariano y Cristian Dorado corrieran con chip habría problemas. Se llevan sólo un año, pero de esos que valen luz al momento de la meta final. Mariano, de 38, es enfermero, y corre entre 15 y 20 km día por medio. “Uso las carreras como entrenamiento. Compartir con la gente, lo mejor.” Cristian tiene 37, es mozo, y su declaración alcanza para entender todo: “El cigarrillo me mata”, espeta con el último aliento en la línea de llegada –varios minutos más tarde que su hermano– de una de las últimas carreras de 2007, los 10 km de Officenet en Palermo. Mate, facturas, scrabble, esposa e hija de Cristian los esperan para descansar en los lagos, el mismo que invita a chapuzón a Matilde, la labradora que acompañó en la competencia a Brenda Distasi, una contadora de 28 años. “Me anoté con ella porque es parte de mi familia y la llevamos a todos lados desde que era cachorrita. ¡Se bancó los 10 kilómetros mejor que yo!”, bromea Brenda.
Identidad empresarial
Cada vez más empresas optan por organizar su propia carrera en el marco de políticas de responsabilidad social, y contratan a Tagle y Amaison para que se encarguen de delinear el circuito, cerrar calles, poner vallas y conseguir cuantos litros de bebidas deportivas sean necesarios. Es una herramienta más que se suma a las convencionales acciones, como el cuidado de plazas y el padrinazgo de comedores infantiles. Siempre persiguen un fin benéfico (donan a ONG y fundaciones dinero en efectivo o bien los alimentos recaudados) y buscan lograr identificación con su marca, compartir espacios no convencionales con clientes y empleados y potenciar los vínculos entre éstos.
El Banco Galicia es uno de los que se sumaron, pero buscó diferenciarse del resto. Cerró 2007 con 8500 participantes que corrieron 21 kilómetros por postas. “Ofrecer una carrera común ya no es novedoso. Por eso implementamos la modalidad por equipos, que genera clima de compañerismo y de trabajo conjunto. El objetivo es alcanzar la meta con tu equipo, como ocurre en la labor diaria del banco”, explica Diego Videla, gerente de Asuntos Institucionales, Imagen y Comunicación de la entidad bancaria.
De 4, 10 o 21 kilómetros. Estimulados o soportando la arenga de conductores de TV desde un escenario, unos pies planos y un fondista esperan el grito de largada. Tres, dos, uno: sus sueños dispares ya están en juego. La Biblia y el calefón. Córrase, porque Buenos Aires... corre.
Por Emilse Pizarro
Para saber más:
www.clubdecorredores.com
www.loscorrecaminos.com.ar
www.ladeportista.com.ar
www.creandocaminos.com.ar
www.mamasenmovimiento.com.ar
Quiero empezar a correr, ¿qué hago?
Consulte con un entrenador y con un médico antes de empezar; hágase un chequeo. El cuerpo requiere un período de adaptación al esfuerzo; no se puede pasar del sedentarismo a correr 10 kilómetros de un día para el otro.
En verano, corra por las noches.
No espere a tener sed. Consuma pequeñas cantidades antes y durante el entrenamiento. Para una actividad de menos de una hora, el agua es suficiente. Si es más prolongada, ingiera bebidas especiales para la práctica deportiva, a fin de mantener “despierto” el mecanismo de la sed. Los hidratos de carbono y las sales lo ayudarán.
Preste atención a las señales. Si tiene fatiga luego del ejercicio y el dolor se prolonga por más de 2 o 3 días, consulte al médico. La mayoría de los casos se resuelve con reposo.
Utilice calzado apto para correr.
Lesiones por sobreuso: las más comunes
El tejido normal es expuesto a un estrés repetido que provoca una lesión en los tejidos. Esto desencadena una cascada inflamatoria que provoca dolor.
La extremidad inferior es la zona más afectada. Las fracturas por estrés en corredores de fondo suelen afectar la tibia, el peroné y los metatarsianos.
Factores que predisponen a lesiones:
-Antecedentes de lesión previa.
-Excesivas distancias recorridas en la semana y poca experiencia en correr.
-La amenorrea constituye un factor de riesgo.
-Algunas alteraciones esqueléticas (pie plano y diferencia de longitud de los miembros inferiores).
-El uso de calzado inadecuado.
-El abrupto incremento del volumen o la intensidad del entrenamiento.
¿Cómo se tratan?
Con reposo relativo, masaje con hielo, ejercicios de estiramiento y fortalecimiento. Las medicaciones antiinflamatorias y el mantenimiento de la condición física son medidas coadyuvantes.
Las más comunes:
-tendinitis de Aquiles
-fascitis plantar
-síndromes compartimentales
-síndrome femoropatelar
-y hasta fractura de hueso por estrés (el hueso no soporta las cargas máximas y repetidas que recibe y se fractura).
Sólo un pequeño porcentaje de estas lesiones ocurre durante las competencias. La mayoría se da en los entrenamientos.
Calendario runner 2008 Bs As
- 21 de septiembre: Media Marató de Buenos Aires
- 31 de agosto: Nike 10K
fuente: La Nación