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lunes, 1 de junio de 2009

Maratón de Montevideo 2009: crónica Frau y comentarios


Crónica de Media Maratón de Montevideo 2009 según Bernardo Frau (uruguayo residente en Argentina) que publicó en la pizarra de Halcones el amigo JP. HALCONES realiza algunas aclaraciones al final del relato:

"Voy corriendo por las calles
que se parecen a veces
a las que hace tanto dejé"

"Tenía que volver a mi ciudad natal con motivo del cincuenta aniversario de mi hermana mayor , "Anita", por lo que aproveché para "colarme" -una manera de hablar, pagué religiosamente la inscripción- en la maratón de Montevideo que se corrió ayer 31 de mayo en esa ciudad.

Yo tengo previsto correr con el grupo Hermes (o sea, Marcelo Rodriguez y yo) la maratón de Río de Janeiro el 28 de junio por lo que por disciplina de equipo resistí la tentación de mandarme los 42 y agregar otra maratón y otra ciudad a mi lista no pequeña de asfaltos urbanos sobre los que he andado la distancia mítica. Porque no soy el rioplatense que pueda ostentar el mejor tiempo en maratón, eso es claro, ni siquiera el que más maratones ha corrido -los hay que tienen el doble- , pero con 23 maratones en 22 ciudades distintas en tres continentes creo ser, sí, el más "viajado" de los maratonistas de ambas márgenes del Río de la Plata.

El sábado salí a correr tan solo 40 TS. Esto quiere decir, para los no corredores de mis lectores, cuarenta minutos de trote suave. El día estaba nublado y no se distinguía el fin de las aguas del río -los uruguayos lo llaman mar, vaya a saber por qué- del comienzo del cielo, de tan nublado que estaba. El horizonte había por tanto desaparecido como los buenos modales, la juventud, la honestidad en política y otras especies extintas. Muchos habrían calificado al día de feo. Yo lo encontré invernalmente hermoso. La luz era rara, distinta. Agarré para el lado de donde se largaría la carrera, pasé por el monumento al Holocausto, el que siempre he considerado el más logrado en su tipo en el mundo, y he visto y visitado muchos de su tipo. Pero ninguno inspira tanto como el montevideano. Esas vías auschvitianas al agua y a la nada, ese granito colorado brutalmente quebrado, golpean toda cabeza por refractaria o cerrada a la historia que sea.

Cerca del mediodía nos fuimos a buscar el "kit" -remera y número- con mi amigo Gonzalo Perazza a quien no conocía personalmente, al lugar de entrega. A muchos les sorprenderá que uno pueda ser amigo de alguien sin haberlo visto nunca. A nosotros no nos sorprende.


Ahí empezaron mis sopresas. Hasta en la más modesta de las maratones que he corrido por el mundo, esto se hace en un lugar cerrado, donde además uno puede comprar geles o zapatillas, encontrar colegas, comer pasta, ir al baño a orinar -recuerden que en la víspera de un 42 uno bebe mucho agua- , recibir información de otras maratones de la región, etc. Esto se llama la "expo" de una maratón y es parte del folclor de la misma. La apoteosis de expo son la de Nueva York y la de París, pero todas, la que más o la que menos, tienen una. Pero no Montevideo. Aquí había dos tipos en una mesa a la intemperie que me dieron un mazo de números desordenados -o sea, no estaban ordenados ni alfabéticamente ni por número- y me dijeron "buscate". El chip con el que se cuenta en tiempo y los corredores llevamos en la zapatilla, no te lo daban ese día, lo que obligaba sin sentido a hacer otra cola al día siguiente, día de la carrera.

Debido a esta evitable segunda cola y al hecho de que tomaban inscripciones en el mismo día de la carrera - lo que no hace ninguna maratón seria- empezó 34 minutos tarde, algo inadmisible en una maratón internacional o que aspire a serlo.

Se largaba desde las barrancas del Parque Rodó, la zona donde está el mítico Teatro de Verano, sede central del encantador carnaval uruguayo, hacia el oeste. Había mucho viento del oeste en contra que estoy seguro impidió a todos hacer marcas personales pero esto por supuesto, no es atribuible a la organización. Lo que sí es atribuible es que llegados al km 5.2 nos desviaron del circuito anunciado en Internet para mandarnos de vuelta a la largada. Los que corríamos 21.1 debimos correr estos 5.2 kms cuatro veces y los que hacían maratón completa. ¡debieron correr ese tramo ocho veces! Esto no tiene antecedentes en el mundo, pues es brutalmente aburrido y depresivo.

Además, en ese tramo hay una subida nada pequeña, a la altura de la Cía del Gas, que de haber sido la única en 42.2 kms, vaya. Pero como había que hacerla ocho veces, el circuito se transformó en brutalmente elevado.

Había un solo puesto de Gatorade en la largada -que era también el punto de 1/4 de maratón, media maratón y maratón completa por lo explicado antes-. Había otro punto más de hidratación por el que también se pasaba cuatro veces pero solo tenía agua. Y los vasos de Gatorade en lugar de estar llenos a dos tercios, como es norma, estaban a un tercio, lo que es totalmente insuficiente aún en tiempo fresco y nublado como afortunadamente teníamos esa mañana.

Finalmente, otro error de la organización fue la página de Internet. No es del evento propiamente sino de dos grupos -los "halcones" y el "Montevideo Runners club") y para ver los resultados de la carrera hay que pasar por vínculos a fotos de esos grupos que no interesan en lo más mínimo. Da la idea de que o los organizadores nunca vieron el sitio de una maratón seria del mundo, o no tienen un programador web a disposición, o ambas cosas al mismo tiempo.

Justo es decir, una cosa -la única- hicieron bien los organizadores: las distancias eran exactamente lo que tenían que ser, verificadas por mi Garmin Forerunner 405 que tiene un margen de error de menos de diez metros.

Pensaba correr maratón completa en mi ciudad natal el año que viene, pero francamente con estas condiciones de organización, no da. Sería bueno que los que la organizan hicieran "benchmarking", como se dice en inglés, o sea reprodujeran las mejores prácticas de quienes organizan la cercana Maratón de Punta del Este, que está mucho pero mucho mejor armada. Caso contrario, ni yo ni nadie va a cruzar el año que viene el charco.

Estaba Jorge "Tallarín" Pereyra, pero no corría de veras sino como "pacer" -son los corredores muy rápidos que corren en tiempos mucho mayores a los suyos, o sea holgados, sobrados, para poder correr muy parejo cada kilómetro. Es un servicio que las organizaciones ponen para que los corredores más lentos tengan una referencia, una persona a la cual "pegarse" sabiendo que si no se le apartan ni un metro, completarán la carrera en el tiempo previsto sin tener que llevar ellos el control de ritmo.

La cuesta, el viento en contra -que nunca se compensa cuando luego es a favor, como lo sabe todo corredor- no me permitieron hacer un tiempo notable. Además, no tenía a un Juan Manuel Galarza al lado como tuve la suerte de tener hace dos semanas en La Plata, donde para la misma distancia hice marca personal (en esa oportunidad 1.32.509. Metí 1.37.41, salí así en la posición 43 de 291 en la general (15 percentil) y 5 de 37 en la categoría (no le voy a decir cual es, mi edad es un secreto de estado, como la de Mirta Legrand), lo que se traduce en 13.5 percentil, muy notable, pero otro quinto puesto como en La Plata, como en el Cruce de los Andes. No consigo un podio ni por error. Solo 93 corredores hicieron la maratón completa, otra muestra de lo barrial de esta competencia."


** ACLARACIÓN HALCONES: **

- El equipo no estuvo ligado en parte alguna a la organización de la carrera.

- Sí se realizó una medición previa vía GoogleEarth (como hacemos con casi todas las competencias motus proprio) para publicar en nuestro sitio. Luego, el organizador nos solicitó permiso para poder difundirla a través de su web (Montevideo Runners Club). Incluso la mención que se realiza allí en agradecimiento está mal vinculada ya que dirige a los lectores a una web que no es la nuestra (www.halcones.tk).

- Existe un convenio de colaboración mutua (que en lo que respecta a nuestra contraparte, sólo afecta la DIFUSIÓN) por lo que hay un banner en nuestro sitio y se ha difundido cuanto se ha estimado pertinente en la previa como se realiza con cualquier carrera u organizador conocido que lo ofrece o lo solicita.

- El día sábado, al ir a realizar nuestras inscripciones, vimos desbordado al organizador y con un compañero optamos por darle una mano durante un par de horas. Esto fue en el sentido más humano y altruísta, al igual que los varios que en el transcurso de la carrera se remangaron para dar agua, cortar naranjas y empezar a ayudar a los demás. Evidentemente, allí faltaba gente de la organización. Llegábamos tarde a otros trabajos pero si no dábamos una mano, la más perjudicada no era la imagen de quien organizaba sino los propios corredores en su asistencia.

- En suma, reafirmamos nuestra independencia informativa y expresamos nuestro ferviente deseo de que los organizadores se profesionalicen cada vez más. En definitiva, la que queda peor parada no es la imagen de una persona u organizador sino la de un país. Cuando se veía a los brasileros corriendo por la vereda a las 4.10 horas de carrera y sin nadie que los asistiera o controlara (para señalar sólo un ejemplo de lo ocurrido), en esos momentos lo que queda es la noción de que costará hacer que esos atletas vuelvan a correr en Uruguay.

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